Casa de Roxanne Bradley

Entre en casa y me senté en el sofá.
Ya hacia un año que había empezado a vivir en esa casa, la verdad es que me había adaptado bien, antes de mudarme, pensaba que todo me sería muy complicado, al parecer, me equivoqué.
El día de hoy era bastante importante, había quedado con Elisabeth Nobile.
Cogí el teléfono y marqué el número de su bufette para confirmar que acudiría a la cita.
Descolgó su secretaria.
- Si?
- Soy Roxanne Bradley, había quedado con la señorita Nobile y queria confirmarle que acudiría al encuentro.
- Muy bien - dijo la secretaria - la señorita Elisabeth también irá. La espera a las 5 en punto en el bufette. No se retrase.
- No lo haré, muchas gracias.
Colgué el teléfono.

Miré el reloj, eran las tres, tenía dos horas para prepararme y llegar hasta el bufette.
Me levanté del sofá y fui a darme una ducha. Al terminar, me puse una falda negra y una blusa y zapatos blancos y me maquillé.
De nuevo, miré el reloj, las cuatro y cuarto.
Aún tenía tiempo.

Cogí el bolso y salí de casa.

Entre en casa y apollé el bolso encima de el mueble de la entrada.
Estaba muy cansada, me di una ducha rápida y me tumbé en el sofá a ver la tele, en poco tiempo me quedé dormida.

Mi móvil sonó.
Me levanté y lo cogí, era Naira.
Estubimos hablando unos cinco minutos, en los que me dijo que estaba en Roma de nuevo tras sus vacaciones y que ya que hacía tanto tiempo que no nos veíamos, podíamos quedar, obviamente, le dije que si.
La echaba mucho de menos, nos habíamos conocido en el verano de hacia cuatro años, cuando yo tenia 15 y ella 16, yo estaba veraneando en Roma y ella vivía aquí.
Desde entonces siempre nos llevamos muy bien y nos hicimos grandes amigas.
Subí a mi habitación y me puse un vestido verde y blanco, cogí unas sandalias, blancas también y un bolso del mismo color y bajé las escaleras.
Me fijé en si lo llevaba todo y salí en dirección a la playa, que es donde estaba Naira.

Llegué a casa muy cansada.
Subí a mi habitación y me dejé caer en la cama.
Cogí el móvil y escribí un mensaje para Izan: "Hola hermanito, qué día llegas? Te quedarás aqui no? Estoy deseando verte. Un beso!"
Al cabo de un rato me llegó la respuesta: "En dos días estoy ahí. Si, me quedaré en tu casa un tiempo, yo también tengo ganas de verte. Cuídate!".
Sonreí, en apenas un par de días estaría con Izan de nuevo, lo echaba mucho de menos. Y pensando en eso me quedé dormida.